miércoles, 29 de noviembre de 2017

Evolución de las faenas

En los comienzos de la actividad de Lota por mediados del Siglo XIX, donde la demanda de este mineral era para la mayoría de las industrias de esa época era fundamental para su funcionamiento, como ejemplo de las Fábricas de Vidrio y Forestales de parte del mismo Luis Cousiño; las condiciones de vida de los trabajadores tenían la constante tendencia de ser precarias y tratadas de manera ineficiente por parte de los Encargados o Superiores que estaban a cargo de ellos. Partiendo con los principales problemas del Sector Social; pocos eran los que podían jactarse de tener una vivienda digna llegando incluso a tener hacinamientos; no tenían establecimientos educacionales para sus hijos; el trato inhumano que recibían de sus Jefes; el sistema de pago que en este caso correspondían a Fichas de Cambio que se podían utilizar únicamente en las Pulperías de la Mina, lugar destinado al negocio de fichas por principalmente alimentos, era considerado un medio de pago poco justo por parte de los obreros, siendo demostrado por el continuo descontento de ellos hacia este sistema; por lo que para ganar más recursos llevaban a sus hijos varones para que también contribuyeran económicamente a la familia, obligándolos a trabajos forzados que aumentaron el índice de mortalidad infantil. No podemos olvidarnos de los continuos riesgos de epidemias o enfermedades que pueden adquirir los trabajadores adentro del túnel, debido a factores como la mala calidad del aire en las minas pudiéndolos llegar a asfixiar, las bajas alturas de los túneles que obligaban a los mineros a realizar sus labores constantemente agachados dándoles dolores de columna irreparables, la oscuridad que causaba dolores a la vista, y la presencia de gases imperceptibles al ser humano siendo el más común el Gas Grisú, que tenia la consecuencia de muerte por la inhalación prolongada debido al alto grado de letalidad que tenía. Para estos problemas junto al grupo de trabajo se contaba con un pájaro en una jaula o canario en la mayoría de los casos, que indicaba la presencia de gas tóxico cuando se desmayaba, pasando con el paso del tiempo a ser una lámpara con una pequeña llama que al aumentar su tamaño era capaz de determinar la cantidad de gas en el ambiente y así evacuar de forma rápida y efectiva.

Durante esos años, los horarios de trabajo eran de 12 horas seguidas, que contaban desde el primer golpe al carbón dentro de la mina, por lo que el tiempo que se tardaba uno en adentrarse al túnel y llegar a la zona de labor eran gratis y no les pagaban; pero con el paso del tiempo las 12 horas comenzarían a cumplirse desde la entrada a la misma mina. La protección que tenían en el cuerpo no era para nada efectiva donde con suerte podían contar con un gorro de cuero.
Las labores mineras comenzaron a cambiar a beneficio de los obreros con los inicios de protestas a favor de condiciones de trabajo mejoradas. El primer movimiento fue la primera rebelión de Lota de 1854, pero no fue hasta 1920 donde se inició una huelga general  que obligó a la Compañía de Lota y Coronel a considerar algunas de las demandas de los trabajadores mineros y a desarrollar un plan de beneficios sociales y así disminuir las muertes de tanta la parte adulta como infantil.



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